Una de las cosas que más gustan de hacer excursiones o dar paseos largos es coger flores para hacer ramos silvestres que después coloco por toda la casa. Desde luego, la primavera y el verano son las épocas ideales para hacerlo pero eso no significa que en pleno otoño o invierno no puedas conseguir ramos preciosos. Lo único que tienes que hacer es cambiar el chip: está claro que no vas a encontrar margaritas en las cunetas pero si miras bien puedes encontrar auténticos tesoros naturales que conseguirán trasladar la estación otoñal o invernal al interior de tu casa. Para ello elige precisamente eso que consideres más característico del mes y del lugar al que pertenezcas... e intenta llevar su esencia a  tu hogar. No te compliques, todo lo que la naturaleza produce es perfecto tal cual. Sólo tienes que saber verlo y combinarlo. Hoy os voy a enseñar dos arreglos que tengo ahora en casa, muy facilitos y aparentes. 

El primero es tan sencillo que hasta me da vergüenza enseñarlo pero... ¡es tan bonito que parece una escultura minimalista!

Cogí una rama de roble ya sin hojas del suelo y la puse tal cual en un jarrón transparente muy sobrio  perfecto para darle más protagonismo al juego lineal de las ramas y las yemas de los extremos. Lo coloqué en una mesa blanca sin nada más y... ¡voilà! La luz y los reflejos del vaso hacen el resto. ¿Es o no es impactante el resultado?